... todo lo que puedas soñar La Alpujarra
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N A T U R A

El Medio Natural de La Alpujarra

La Alpujarra presenta las características propias de la Región Mediterránea, aunque sus particulares condiciones climáticas, altitud y latitud, determinan que de los 5 pisos bioclimáticos existentes en la Península Ibérica, La Alpujarra los posee todos en su territorio. De ahí la extraordinaria diversidad de ecosistemas, que van desde los bosques y matorrales costeros, hasta los pastizales crioromediterráeos de Sierra Nevada. Aunque la distancia sea mínima, nos hace ver las grandes diferencias existentes, debido a la altura, entre los dos ecosistemas mencionados y hace posible que especies usualmente muy distanciadas, convivan en esta región a menos de 40 kilómetros de distancia. Aunque el medio antrópico haya influido en la decisión, es el increíble medio natural  el que ha justificado la declaración de una buena parte de su territorio como Espacios Protegidos. La Alpujarra  posee gran parte de su territorio dentro de Sierra Nevada. Este macizo montañoso pertenece al conjunto de las Béticas y se extiende por la zona centro-sureste de la provincia de Granada y parte del suroeste de la provincia de Almería. En 1986 fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, Parque Natural por la Junta de Andalucía y en 1999 gran parte de su territorio fue declarado Parque Nacional por sus valores botánicos, paisajísticos y naturales,…  Es el macizo montañoso de mayor altitud de toda Europa Occidental después de Los Alpes y el techo de la Península Ibérica, con el Pico Mulhacén, de 3.482 m.

LOS PAISAJES

El paisaje alpujarreño es quizás la suma de todos los elementos reflejados en este sitio web –y alguno más- desde el punto de vista de un observador en un lugar y momento concreto. Cuantos más elementos diferentes posea un espacio, el observador le asignará más valor. Aquí entran en juego la biodiversidad –flora, fauna-, el relieve y el tipo de suelo, y la acción del hombre –agricultura, arquitectura, y demás elementos culturales- que convierten al medio alpujarreño en el “archivo resumen” o paisaje magnífico, que se puede contemplar desde un mirador o la ventana de una casa, desde un terrao o a la sombra de una encina,... Existen referencias a Sierra Nevada desde la Antigüedad: Plinio el Viejo ya mencionó en el siglo I la existencia del monte “Solarius” en la zona fronteriza entre las provincias romanas de Hispania de la Bética y la Tarraconense. Durante la época visigoda, Isidoro de Sevilla habló del monte Solorio, derivado de “Mont Oriens”, monte en el que luce el sol antes de salir. Posteriormente, diversos autores islámicos mencionan a Sierra Nevada denominándola unos “Yabal Sulayr” -Monte del Sol o del Aire-, “Yabal-al-Tay” -monte de la Nieve-; y otros simplemente Monte Sulayr. Otras denominaciones posteriores han sido Monte del Sol, del Aire y del Sol, de la Nieve y también Sierra de la Helada, siendo a partir del siglo XVIII bautizada de la forma en que es conocida hoy en día: Sierra Nevada.

EL CLIMA

Las características climáticas están determinadas por: su situación en el sureste peninsular; su disposición de este-oeste paralela a la costa y la existencia de grandes diferencias de altitud en unas distancias relativamente cortas. Su situación atmosférica, por tanto, genera una variedad climática que oscila desde el clima subtropical de la costa hasta la tundra alpina de las zonas más altas. Esta zona está afectada por situaciones ciclónicas mediterráneas e híbridas -suroeste- de máximo otoñal. En alta montaña se combinan con los tiempos ciclónicos atlánticos con máxima invernal-primaveral (típico del tercio occidental y central de Sierra Nevada). Las máximas precipitaciones anuales se producen en otoño, con grandes contrastes entre las diferentes zonas de la comarca. Así tendríamos algunos puntos próximos al litoral en los que apenas se alcanzan los 300 litros al año y otros puntos de montaña, valles, collados y cumbres que sobrepasan los 1000-1500mm. Igualmente, se disfruta de la mayor gama de temperaturas desde el nivel del mar a la altitud mayor de la Península (2 a 4º C en las cumbres hasta los 16-18º C en el piso inferior). Podemos tener, dependiendo de la zona: inviernos suaves, que nos recuerdan al trópico; crudos inviernos nórdicos; estadios intermedios; tórridos veranos saharianos; suaves y frescos veranos centroeuropeos. La Alpujarra es en definitiva, un resumen de casi toda la Tierra. La originalidad climática ha dado lugar a que algunos autores distingan entre una Alpujarra Alta, coincidente con la ladera meridional de Sierra Nevada, donde se dejaría sentir el clima frío de la alta montaña; una Alpujarra Media, con clima más matizado como consecuencia del abrigo de la depresión longitudinal, y una Alpujarra Baja, donde gracias al clima suave y húmedo de la costa y al abrigo de los valles transversales se desarrolla una de las agriculturas más rentables de Andalucía: los cultivos tropicales de aguacates, chirimoyas, mangos, etc. en los valles de la costa más occidental y los artificiales cultivos en invernadero. Son paisajes diferentes y complementarios -el paisaje más amplio de Sierra Nevada se contempla desde La Alpujarra Baja en las cimas de la Contraviesa-.

LOS RÍOS Y LAS LAGUNAS

La abrupta Alpujarra, como zona montañosa donde las haya, presenta multitud de barrancos, arroyos, ramblas,… y tres ríos importantes, así como un rosario de lagunas glaciares de espectacular belleza:  El Río Guadalfeo corre en dirección este- oeste desde la Sierra de Los Bérchules -Loma de las Albardas- hasta su desembocadura a la altura de Salobreña. Recibe sus aguas de los afluentes que le llegan por la margen derecha, todos ellos provenientes del deshielo de Sierra Nevada. Los más importantes de estos afluentes son el Trevélez, el Poqueira, el Bermejo y el Lanjarón, que originan profundos barrancos en cuyas laderas se sitúan las poblaciones más conocidas de la Alpujarra Alta. Por la parte izquierda del Río se reciben las escasas aguas que aportan las ramblas en época de lluvias. En las épocas secas las ramblas se usan, generalmente, como vías de comunicación, e incluso como pequeños terrenos de cultivo.  El Río Grande de Adra discurre de Norte-Sur desde su nacimiento en el Puerto de la Ragua -Barranco del Hornillo- hasta su desembocadura por el Puente del Río en Adra, en la Provincia de Almería. Buena parte de su curso, sirve de límite entre las provincias de Granada y Almería. Todos sus afluentes descienden de Sierra Nevada, en barrancos que continúan hacia el Este. Los más importantes son el Río Mecina, el Nechite y el Laroles, por la margen derecha y el río Paterna por la margen izquierda. En el curso de este Río se encuentra el pantano de Benínar. Las Lagunas Glaciares de Sierra Nevada son uno de los valores paisajísticos y ecológicos más sobresalientes de las altas cumbres del Parque Nacional de Sierra Nevada. Vestigios de la remota época glaciar, aparecen por encima de los 2.000 metros, siempre dentro del dominio de los esquistos metamórficos -lastras o pizarras en el argot local-. A principios de la primavera, en pleno proceso de deshielo, surgen numerosas lagunas y lagunillas; la mayor parte van desapareciendo gradualmente con la entrada del verano. Unas 40 lagunas se pueden considerar de aguas permanentes; la mayor parte se localizan en la vertiente mediterránea -la Sur-; casi la mitad, unas 17, se conservan en la cuenca del río Trevélez, y 11 más en la del Poqueira. Lagunas como la de Vacares, La Mosca, La Caldera, Larga, de Río Seco, de Juntillas, Hondera... forman parte del acervo patrimonial y cultural de esta Comarca de La Alpujarra, por medio de varias leyendas y mitos. Las lagunas de Sierra Nevada presentan un excepcional valor geomorfológico, biogeográfico y ecológico, al ser el conjunto de humedales de geomorfogénesis glaciar más meridional de Europa. La sensibilidad de este tipo de ecosistemas acuáticos a factores externos de perturbación y los interesantes resultados que ofrecen los estudios paleolimnológicos que pretenden reconstruir e interpretar los cambios ambientales en la historia de estos sistemas, a partir de estudios del sedimento, han convertido a los lagos y lagunas de alta montaña, en lugares de referencia en proyectos de investigación relacionados con el posible papel de estos ecosistemas como sensores de la contaminación en Europa y del cambio climático global.

LA FORMAS Y EL RELIEVE

Las Cordilleras Béticas constituyen una gran unidad geológica que comprende el conjunto de montañas y valles que ocupan el Sur y Sureste de la Península Ibérica, extendiéndose a lo largo de más de 500 km. desde el Golfo de Cádiz hasta las costas de Alicante. Quedan delimitadas hacia el Norte por la Depresión del Guadalquivir y la Cordillera Ibérica, y hacia el Sur por el mar Mediterráneo. Esta Cordillera es la más importante de la Península, posee las características propias del gran proceso orogénico alpino con gran presencia de grandes mantos de corrimiento, cabalgamientos, y peculiares contrastes entre unidades estructurales: zonas externas -Cordilleras Subbéticas- y zonas internas -Cordillera Penibética-. La comarca alpujarreña se localiza dentro de las zonas internas de las Cordilleras Béticas, constituidas por materiales del zócalo primario y de la cobertura mesozoica perteneciente al bloque africano de Alborán.  Se estructura básicamente en tres fases o unidades tectónicas superpuestas: Complejo Nevado-Filábride o zona central. Comprende el núcleo central de Sierra Nevada, está compuesto por rocas metamórficas donde dominan micasquistos, cuarcitas, mármoles, gneises y anfibolitas. También materiales postorogénicos donde dominan las rocas blandas tipo margas, arenas, conglomerados, lutitas, etc... Complejo Alpujárride. Pliegue paralelo de menor envergadura formado de Oeste a Este por las Sierras de Lújar, La Contraviesa y Gádor. Está formado por un conjunto de mantos de corrimiento que rodean al complejo Nevado-Filábride dispuestos en dos aureolas. La más interna corresponde al zócalo de rocas metamórficas, donde predominan pizarras y filitas arcillosas, materiales fácilmente deleznables. La más externa está compuesta en superficie por las calizas y dolomías sobre las que se asienta el típico paisaje del calar -por el predominio de rocas de cal o calizas-. Neógeno – Cuaternario. El llamado Corredor de La Alpujarra -entre Ugíjar y Canjáyar- que origina unas cuencas sedimentarias que se rellenan con sedimentos postorogénicos.

El Medio Natural de La Alpujarra

La Alpujarra presenta las características propias de la Región Mediterránea, aunque sus particulares condiciones climáticas, altitud y latitud, determinan que de los 5 pisos bioclimáticos existentes en la Península Ibérica, La Alpujarra los posee todos en su territorio. De ahí la extraordinaria diversidad de ecosistemas, que van desde los bosques y matorrales costeros, hasta los pastizales crioromediterráeos de Sierra Nevada. Aunque la distancia sea mínima, nos hace ver las grandes diferencias existentes, debido a la altura, entre los dos ecosistemas mencionados y hace posible que especies usualmente muy distanciadas, convivan en esta región a menos de 40 kilómetros de distancia. Aunque el medio antrópico haya influido en la decisión, es el increíble medio natural  el que ha justificado la declaración de una buena parte de su territorio como Espacios Protegidos. La Alpujarra  posee gran parte de su territorio dentro de Sierra Nevada. Este macizo montañoso pertenece al conjunto de las Béticas y se extiende por la zona centro-sureste de la provincia de Granada y parte del suroeste de la provincia de Almería. En 1986 fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, Parque Natural por la Junta de Andalucía y en 1999 gran parte de su territorio fue declarado Parque Nacional por sus valores botánicos, paisajísticos y naturales,…  Es el macizo montañoso de mayor altitud de toda Europa Occidental después de Los Alpes y el techo de la Península Ibérica, con el Pico Mulhacén, de 3.482 m.
NATURA

LOS PAISAJES

El paisaje alpujarreño es quizás la suma de todos los elementos reflejados en este sitio web –y alguno más- desde el punto de vista de un observador en un lugar y momento concreto. Cuantos más elementos diferentes posea un espacio, el observador le asignará más valor. Aquí entran en juego la biodiversidad –flora, fauna-, el relieve y el tipo de suelo, y la acción del hombre –agricultura, arquitectura, y demás elementos culturales- que convierten al medio alpujarreño en el “archivo resumen” o paisaje magnífico, que se puede contemplar desde un mirador o la ventana de una casa, desde un terrao o a la sombra de una encina,... Existen referencias a Sierra Nevada desde la Antigüedad: Plinio el Viejo ya mencionó en el siglo I la existencia del monte “Solarius” en la zona fronteriza entre las provincias romanas de Hispania de la Bética y la Tarraconense. Durante la época visigoda, Isidoro de Sevilla habló del monte Solorio, derivado de “Mont Oriens”, monte en el que luce el sol antes de salir. Posteriormente, diversos autores islámicos mencionan a Sierra Nevada denominándola unos “Yabal Sulayr” -Monte del Sol o del Aire-, “Yabal-al-Tay” -monte de la Nieve-; y otros simplemente Monte Sulayr. Otras denominaciones posteriores han sido Monte del Sol, del Aire y del Sol, de la Nieve y también Sierra de la Helada, siendo a partir del siglo XVIII bautizada de la forma en que es conocida hoy en día: Sierra Nevada.

EL CLIMA

Las características climáticas están determinadas por: su situación en el sureste peninsular; su disposición de este-oeste paralela a la costa y la existencia de grandes diferencias de altitud en unas distancias relativamente cortas. Su situación atmosférica, por tanto, genera una variedad climática que oscila desde el clima subtropical de la costa hasta la tundra alpina de las zonas más altas. Esta zona está afectada por situaciones ciclónicas mediterráneas e híbridas - suroeste- de máximo otoñal. En alta montaña se combinan con los tiempos ciclónicos atlánticos con máxima invernal-primaveral (típico del tercio occidental y central de Sierra Nevada). Las máximas precipitaciones anuales se producen en otoño, con grandes contrastes entre las diferentes zonas de la comarca. Así tendríamos algunos puntos próximos al litoral en los que apenas se alcanzan los 300 litros al año y otros puntos de montaña, valles, collados y cumbres que sobrepasan los 1000- 1500mm. Igualmente, se disfruta de la mayor gama de temperaturas desde el nivel del mar a la altitud mayor de la Península (2 a 4º C en las cumbres hasta los 16-18º C en el piso inferior). Podemos tener, dependiendo de la zona: inviernos suaves, que nos recuerdan al trópico; crudos inviernos nórdicos; estadios intermedios; tórridos veranos saharianos; suaves y frescos veranos centroeuropeos. La Alpujarra es en definitiva, un resumen de casi toda la Tierra. La originalidad climática ha dado lugar a que algunos autores distingan entre una Alpujarra Alta, coincidente con la ladera meridional de Sierra Nevada, donde se dejaría sentir el clima frío de la alta montaña; una Alpujarra Media, con clima más matizado como consecuencia del abrigo de la depresión longitudinal, y una Alpujarra Baja, donde gracias al clima suave y húmedo de la costa y al abrigo de los valles transversales se desarrolla una de las agriculturas más rentables de Andalucía: los cultivos tropicales de aguacates, chirimoyas, mangos, etc. en los valles de la costa más occidental y los artificiales cultivos en invernadero. Son paisajes diferentes y complementarios -el paisaje más amplio de Sierra Nevada se contempla desde La Alpujarra Baja en las cimas de la Contraviesa-.

LOS RÍOS Y LAS LAGUNAS

La abrupta Alpujarra, como zona montañosa donde las haya, presenta multitud de barrancos, arroyos, ramblas,… y tres ríos importantes, así como un rosario de lagunas glaciares de espectacular belleza:  El Río Guadalfeo corre en dirección este-oeste desde la Sierra de Los Bérchules -Loma de las Albardas- hasta su desembocadura a la altura de Salobreña. Recibe sus aguas de los afluentes que le llegan por la margen derecha, todos ellos provenientes del deshielo de Sierra Nevada. Los más importantes de estos afluentes son el Trevélez, el Poqueira, el Bermejo y el Lanjarón, que originan profundos barrancos en cuyas laderas se sitúan las poblaciones más conocidas de la Alpujarra Alta. Por la parte izquierda del Río se reciben las escasas aguas que aportan las ramblas en época de lluvias. En las épocas secas las ramblas se usan, generalmente, como vías de comunicación, e incluso como pequeños terrenos de cultivo.  El Río Grande de Adra discurre de Norte-Sur desde su nacimiento en el Puerto de la Ragua -Barranco del Hornillo- hasta su desembocadura por el Puente del Río en Adra, en la Provincia de Almería. Buena parte de su curso, sirve de límite entre las provincias de Granada y Almería. Todos sus afluentes descienden de Sierra Nevada, en barrancos que continúan hacia el Este. Los más importantes son el Río Mecina, el Nechite y el Laroles, por la margen derecha y el río Paterna por la margen izquierda. En el curso de este Río se encuentra el pantano de Benínar. Las Lagunas Glaciares de Sierra Nevada son uno de los valores paisajísticos y ecológicos más sobresalientes de las altas cumbres del Parque Nacional de Sierra Nevada. Vestigios de la remota época glaciar, aparecen por encima de los 2.000 metros, siempre dentro del dominio de los esquistos metamórficos -lastras o pizarras en el argot local-. A principios de la primavera, en pleno proceso de deshielo, surgen numerosas lagunas y lagunillas; la mayor parte van desapareciendo gradualmente con la entrada del verano. Unas 40 lagunas se pueden considerar de aguas permanentes; la mayor parte se localizan en la vertiente mediterránea -la Sur-; casi la mitad, unas 17, se conservan en la cuenca del río Trevélez, y 11 más en la del Poqueira. Lagunas como la de Vacares, La Mosca, La Caldera, Larga, de Río Seco, de Juntillas, Hondera... forman parte del acervo patrimonial y cultural de esta Comarca de La Alpujarra, por medio de varias leyendas y mitos. Las lagunas de Sierra Nevada presentan un excepcional valor geomorfológico, biogeográfico y ecológico, al ser el conjunto de humedales de geomorfogénesis glaciar más meridional de Europa. La sensibilidad de este tipo de ecosistemas acuáticos a factores externos de perturbación y los interesantes resultados que ofrecen los estudios paleolimnológicos que pretenden reconstruir e interpretar los cambios ambientales en la historia de estos sistemas, a partir de estudios del sedimento, han convertido a los lagos y lagunas de alta montaña, en lugares de referencia en proyectos de investigación relacionados con el posible papel de estos ecosistemas como sensores de la contaminación en Europa y del cambio climático global.

LA FORMAS Y EL RELIEVE

Las Cordilleras Béticas constituyen una gran unidad geológica que comprende el conjunto de montañas y valles que ocupan el Sur y Sureste de la Península Ibérica, extendiéndose a lo largo de más de 500 km. desde el Golfo de Cádiz hasta las costas de Alicante. Quedan delimitadas hacia el Norte por la Depresión del Guadalquivir y la Cordillera Ibérica, y hacia el Sur por el mar Mediterráneo. Esta Cordillera es la más importante de la Península, posee las características propias del gran proceso orogénico alpino con gran presencia de grandes mantos de corrimiento, cabalgamientos, y peculiares contrastes entre unidades estructurales: zonas externas - Cordilleras Subbéticas- y zonas internas -Cordillera Penibética-. La comarca alpujarreña se localiza dentro de las zonas internas de las Cordilleras Béticas, constituidas por materiales del zócalo primario y de la cobertura mesozoica perteneciente al bloque africano de Alborán.  Se estructura básicamente en tres fases o unidades tectónicas superpuestas: Complejo Nevado-Filábride o zona central. Comprende el núcleo central de Sierra Nevada, está compuesto por rocas metamórficas donde dominan micasquistos, cuarcitas, mármoles, gneises y anfibolitas. También materiales postorogénicos donde dominan las rocas blandas tipo margas, arenas, conglomerados, lutitas, etc... Complejo Alpujárride. Pliegue paralelo de menor envergadura formado de Oeste a Este por las Sierras de Lújar, La Contraviesa y Gádor. Está formado por un conjunto de mantos de corrimiento que rodean al complejo Nevado-Filábride dispuestos en dos aureolas. La más interna corresponde al zócalo de rocas metamórficas, donde predominan pizarras y filitas arcillosas, materiales fácilmente deleznables. La más externa está compuesta en superficie por las calizas y dolomías sobre las que se asienta el típico paisaje del calar -por el predominio de rocas de cal o calizas-. Neógeno – Cuaternario. El llamado Corredor de La Alpujarra - entre Ugíjar y Canjáyar- que origina unas cuencas sedimentarias que se rellenan con sedimentos postorogénicos.